La persona histriónica busca ser el centro de la atención,
su conducta está dirigida por la
teatralidad, la dramatización o la expansividad. Desean ser la prioridad para las personas que
están a su alrededor, para esto utilizarán su atractivo físico o alguna
característica externa que los haga “diferentes”. Si no lo consiguen, experimentan
sentimientos de tristeza, ira o celos. Por suerte, también gozan de un afecto
superficial que hace que este enojo dure poco tiempo, luego de lo cual actuarán
como que nada ha pasado. De hecho esta es la tendencia para sus relaciones
interpersonales, en especial las de pareja, pues buscan conflictos intrascendentes
para luego buscar “amistarse”. Es la típica persona que se ilusiona enormemente
con alguien a quien previamente ha puesto un disfraz muy ajeno a lo que el otro
es. De pronto, como si se tratara de un despertar de la noche a la mañana, ven
la realidad, aprecian a la misma con lo bueno y lo malo, a las personas con sus
virtudes y defectos y por supuesto, al ver finalmente los defectos huyen
despavoridos. Los defectos, lo malo de una situación siempre estuvo allí, solo
que el histriónico se resistió a verlo, es como si creara una realidad paralela
donde todo es perfecto hasta que otro estímulo llama su atención y esta
realidad paralela migra de objetivo hacia lo nuevo y desconocido. Necesitan de
la experimentación de cosas nuevas en forma constante para llenar el vacío de
sus propias vidas.
Muchas de estas personas son muy sensibles e intuitivas, lo
que las hace muy empáticas con su entorno de manera que les es muy fácil
socializar. Esto tiene un lado positivo, pues son sensibles también al sufrimiento
y las necesidades ajenas, pero el lado negativo es que cuando sufren lo hacen
muy intensamente también. Tienden a sentir
que sus vínculos con las personas son más profundos de lo que son realmente.
Por eso confían rápidamente y pueden verse decepcionadas.
Muchos lectores reconocerán aspectos histriónicos en su
propia personalidad, sin corresponder estos necesariamente a un trastorno. El
límite entre lo normal y lo patológico es una línea muy delgada definida por la
disfuncionalidad y/o el sufrimiento que este modo de ser cause en nuestras vidas.
Dra. BERBEL HESS
Psiquiatra-Psicoterapeuta
Telf: 980068958
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