miércoles, 2 de enero de 2013

LA PERSONALIDAD HISTRIÓNICA


La persona histriónica busca ser el centro de la atención, su conducta está dirigida  por la teatralidad, la dramatización o la expansividad.  Desean ser la prioridad para las personas que están a su alrededor, para esto utilizarán su atractivo físico o alguna característica externa que los haga “diferentes”. Si no lo consiguen, experimentan sentimientos de tristeza, ira o celos. Por suerte, también gozan de un afecto superficial que hace que este enojo dure poco tiempo, luego de lo cual actuarán como que nada ha pasado. De hecho esta es la tendencia para sus relaciones interpersonales, en especial las de pareja, pues buscan conflictos intrascendentes para luego buscar “amistarse”. Es la típica persona que se ilusiona enormemente con alguien a quien previamente ha puesto un disfraz muy ajeno a lo que el otro es. De pronto, como si se tratara de un despertar de la noche a la mañana, ven la realidad, aprecian a la misma con lo bueno y lo malo, a las personas con sus virtudes y defectos y por supuesto, al ver finalmente los defectos huyen despavoridos. Los defectos, lo malo de una situación siempre estuvo allí, solo que el histriónico se resistió a verlo, es como si creara una realidad paralela donde todo es perfecto hasta que otro estímulo llama su atención y esta realidad paralela migra de objetivo hacia lo nuevo y desconocido. Necesitan de la experimentación de cosas nuevas en forma constante para llenar el vacío de sus propias vidas.

Muchas de estas personas son muy sensibles e intuitivas, lo que las hace muy empáticas con su entorno de manera que les es muy fácil socializar. Esto tiene un lado positivo, pues son sensibles también al sufrimiento y las necesidades ajenas, pero el lado negativo es que cuando sufren lo hacen muy intensamente también. Tienden  a sentir que sus vínculos con las personas son más profundos de lo que son realmente. Por eso confían rápidamente y pueden verse decepcionadas.

Muchos lectores reconocerán aspectos histriónicos en su propia personalidad, sin corresponder estos necesariamente a un trastorno. El límite entre lo normal y lo patológico es una línea muy delgada definida por la disfuncionalidad y/o el sufrimiento que este modo de ser cause en nuestras vidas.
Dra. BERBEL HESS
Psiquiatra-Psicoterapeuta
Telf: 980068958

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