sábado, 23 de noviembre de 2013

Los sábados en la mañana

Qué poder decir ahora con los recuerdos de aquellos días donde la Bonbonniere no era sólo un restaurante, sino un lugar donde tú y yo compartíamos un momento en la mañana tan cotidiano, tan cercano, pero distinto, ineteresados el uno en el otro, al punto de ayudarnos, abrazarnos y besarnos. Un momento donde tus inquietudes se hacían mías, y mis miedos se hacían nada en ti. El café de la mañana, el periódico del día, me hacían pensar en un futuro muy junto a ti. Me daban la tranquilidad de que había encontrado aquello con lo que soñaba. Era así de simple: los sueños si se hacen realidad.
Por un momento en mi mente pensé que éramos la pareja perfecta, sabía de tus errores y tu de los míos, pero parecíamos dispuestos a aceptarnos y encontrarnos en lo sublime, muy lejos de todo aquello que en ese amor se hacía insignificante.
Como en toda historia imperfecta el “pero” exigió su lugar, su rol protagónico, y mientras yo me hallaba dispuesta, a ti te pesaba grandemente el personaje asumido.
Qué pena, doloroso desde el fondo del alma, que tu inseguridad te  haya impedido saber que yo te querría asi, sin disfraces, que no era necesario ser diferente, que estaba preparada para acompañarte en todos los escenarios desde el más glorioso, hasta el más simple. Ofrecí amor del bueno, como dice mi amiga “la colocha”, no supiste ver más allá de lo grande , no leíste los detalles, y la sensación de desamor apareció.
No importa el daño que te hayan hecho, tu mirada no debe tergiversarse,  tus ojos siempre deben ver con claridad, sin temor, sin inseguridad, porque ellas funcionan como una niebla que distorsiona un hermoso paisaje y te llevan a cometer errores.
Siempre que te vayas, vete sabiendo que amaste de veras, que diste lo mejor de ti, que no escatimaste  sentimiento. Si por alguna razón algo no sale bien, siéntete en paz por tu valentía y por la honestidad con la que te mostraste.
Atrás quedaron ya los sábados por la mañana en La Bonbonniere, el café caliente y el periódico del día, aunque aún me gusta pensar que estás ahí.

Dra. BERBEL HESS
Telf: 980068958

1 comentario:

  1. Quien no tiene éstas nostalgias no aabe amar. Muy lindo leerte.
    Me encantó eso de: " Siempre que te vayas, vete sabiendo que amaste de veras, que diste lo mejor de ti, que no escatimaste  sentimiento. Si por alguna razón algo no sale bien, siéntete en paz por tu valentía y por la honestidad con la que te mostraste"

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